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Viendo la hierba crecer
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10 de diciembre de 2019 2 Por Juan Aguilar
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Ver crecer la hierba, un gran esfuerzo inadvertido

Esta tarde, al salir de casa, me he fijado como un jaspeado verde estaba empezando a cubrir una franja de tierra, que se empecinaba en seguir estéril. Unos pequeños hilos luchando por un espacio en este mundo, fruto del despertar de insignificantes semillas que casi se habían olvidado germinar, o que, astutas, no estaban dispuestas a eclosionar sin condiciones, sin estipular un acuerdo con la tierra, para realizar el descomunal esfuerzo de abrirse a la vida, dejando la comodidad del sueño.

Absorto, cautivado, me he sentado a ver cómo crece algo tan modesto como la hierba, sufriendo una ninguneada existencia por su aparente poca utilidad, solo admitida, en muchos casos, por ser una moqueta de color jugoso, un tapiz de monotonía verdosa que oculta la fealdad de la tierra desnuda.

 …como la hierba, sufriendo una ninguneada existencia por su aparente poca utilidad.

No puedo evitar comparar esta imagen con las de esos pequeños brotes que aparecen abriéndose paso entre el artificioso cemento, que se arrancan por insolentes, por aparecer donde no deben, por desordenar nuestro orden. Su lugar es la tierra, taparla, disfrazar el desnudo terreno, ese yermo marrón sin vida, donde lo que esta debajo no cuenta como si perteneciera a otro mundo, que por no verlo, no está incluido en el nuestro.

La llamada lastimera del mochuelo me indica que pronto las sombras se harán una. Y aquí sigo, ausente de mi mientras el tiempo me resbala por los lados, viendo como las osadas hierbas han crecido unos milímetros y subido una par de tonos.

Con el cuerpo entumecido y rodeado por la aletargante negrura, me asalta la duda de si seguirán creciendo sin luz, si su titánico impulso no cesará animadas por el paso de las estrellas.

…viendo como las osadas hierbas han crecido unos milímetros y subido una par de tonos.

Voy camino de mi descanso, con la extraña sensación de haber descubierto la relevancia de lo antes irrelevante. Me retiro con la duda de cuántas cosas me habré perdido.

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