Vía de escape4.7 (6)

Vía de escape
4.7 (6)

1 de noviembre de 2022 0 Por Juan Aguilar
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Me lo dijo sin titubear ―Es mi vía de escape ― a mi pregunta de qué hacía en este trabajo, tantas horas y tan lejos de casa. Y sin avergonzarse me lo amplió con un ―es la única excusa que admite mi marido para dejarme salir, por motivos de trabajo, y este es el único trabajo que de momento he conseguido―. Me quedé perplejo, acababa de conocerla. Me había acercado a modo de saludo a alguien nuevo, uno es educado, bueno, y también porque no paraba de sonreír, y me chocó con el calor que estábamos pasando que alguien pudiera aparentar tanta alegría.

Tenía muy buena apariencia, por lo menos de lejos, y vestía bien y atrevida. No tuvo ningún problema de abrirse, o por lo menos eso me pareció, contándome que su pareja era celoso, pero que hacía tiempo que su relación estaba adormecida, y su convivencia era distante, y aunque vivieran en unión, cuando llegaba de la oficina más parecía que la visitaba que fueran a compartir vidas. Yo la escuchaba ensimismado, al mismo tiempo que observaba disimuladamente su tipo, que no estaba mal, y me preguntaba a qué venía tanta franqueza y, sobre todo, a dónde quería llegar. No tardó en apagar cualquier idea extraña que se me pudiera haber ocurrido, con un: de todas maneras quiero a mi marido, y jamás le sería infiel.

Le dije que me parecía bien, que cada uno tiene sus principios y que el poder contar con una vía de escape no estaba mal, que todo lo contrario, que salía de la rutina y al mismo tiempo animaba algo la relación. Ella simplemente siguió sonriendo.

Después de esta conversación llena de tópicos ya no supimos que decirnos, por lo menos yo. ¿A qué venía su comentario? ¿Tanto se me había notado?

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