
Vertical5 (5)
¡La fotografía estaba en vertical! Con lo que las odiaba. La gente de pie y centrada, que poco imaginativas, además como la iba a colocar en su álbum, donde todas se mostraban en horizontal.
Tan lejos todo se le hacía un mundo, magnificando cualquier pequeño contratiempo. Miró por la ventana añorando su tierra natal, suspiró. Hacia ya años que se había marchado a aquellas tierras más allá del mar, en busca de fortuna. Y lo había conseguido. Tenía una buena hacienda y todas las perspectivas eran inmejorables, soplaban vientos favorables.
Esta situación le llevó a plantearse compartir su buenaventura, y tener a quien legar su patrimonio.
Habló con el sacerdote de su congregación exponiéndole el deseo. Este, como se hacía con frecuencia en aquellos tiempos, se puso en contacto con el cura de su antigua parroquia, porque su intención era contraer nupcias con alguien de su tierra. No sabía mucho de trato con las mujeres, pero sí que las de su terruño eran buenas y trabajadoras.
Se enviaron cartas y una fotografía, en horizontal, de él, su casa, sus perros, con un fondo de cultivos.
Meses más tarde, sentado en el porche de su casa, vio como el párroco se acercaba apresurado. Un presentimiento le arrobó, y no se explicaba porqué el sacerdote tardaba tanto en recorrer la distancia que les separaba.
Por fin llegó blandiendo el sobre. ¡Ha llegado!, dijo resoplando. Se tomo un tiempo para recuperar el resuello, para desesperación del receptor, que de pie esperaba tenso la noticia.
Por fin se sentaron y leyeron pausadamente la misiva, él con los ojos cerrados, disfrutando del momento, ya enamorado de ella. Terminó el párroco y le tendió la fotografía. Al verla fue como si un chaparrón, de los del sur, se hubiera cebado en él. No se fijo si era guapa o no, flaca o no, tan solo que estaba en vertical. Despidió al mensajero, disimulando su decepción.
Ya en su habitual soledad se quedó rumiando con la inoportuna situación. No podía ser, con lo que estaba empezando a sentir. Algo despechado intentó colocar en horizontal, un percance así no le iba a cambiar su forma de ser. No podía ser, con lo que estaba empezando a sentir. Algo despechado intentó colocarla en horizontal, un percance así no le iba a cambiar su forma de ser. De repente la foto cambió y apareció un paisaje de su terruño, con ella al fondo. Se desvaneció sobre el sofá locamente enamorado.