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¡Vamos al campo!
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4 de junio de 2019 0 Por Juan Aguilar
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El entorno natural no es un parque de ciudad

Fin de semana, las hordas abandonan sus madrigueras de asfalto y cemento para asaltar los espacios verdes cercanos, como bandadas de langostas hambrientas. Trasladan sus hábitos a entornos naturales no preparados para su vida rápida y sin respeto, hay que disfrutar del día como si no hubiera un mañana. Pues en eso tienen razón, o por lo menos parece que se esfuercen, inconscientes, en adelantar ese final. Antes de que la luz se apague escandalizada por el saqueo sufrido por el paisaje, las hordas mercenarias del instante abandonan el escenario para volver a sus guaridas, en sus interminables colas de coches.

¿Ficción? No, dura realidad (no utilizo el adjetivo que me gustaría por respeto). Tan solo hay que pasear por el campo, la montaña, la ribera de un río o un bosque, para ver el fruto de la insensatez y el desprecio por lo natural. Desde aquellos que tan solo se separan unos metros de donde han dejado el vehículo y ya se sienten como Amundsen pisando el polo sur, para indignarse por no poder encender una barbacoa, hasta los que se dedican a transitar las montañas con prisas, sin percatarse del entorno, tan solo pretendiendo llegar primero para el lunes contarlo en su puesto de trabajo y demostrar lo machotes o machotas, que en esto no hay genero, que han sido. Eso sí, en multitud, por si se sienten perdidos.

Dejan el rastro de su paso en forma de latas, plásticos, papeles y otros restos traídos desde su entorno artificial, en un intento por colonizar con sus desperdicios. Es tanto el impacto que hasta se ha tenido que inventar el término de basuraleza. Sus definiciones lo dejan claro:

– Residuos generados por el ser humano y abandonados en la naturaleza.

– Conjuntos de elementos generados por el hombre que alteran el equilibrio de los ecosistemas.

– Agente del cambio global que afecta a las especies y espacios naturales.

Y a los de las prisas ¿realmente hace falta ir al campo o la montaña para correr? ¿Es necesario trasladar la competición diaria a entornos naturales? ¡Y algunas nocturnas! No les preocupa por donde pasan y a sus habitantes que les den, que ya tienen el resto de la semana para ellos. Caminos machacados, restos de marcaciones, envoltorios de barritas energéticas… A esos les recomiendo el artículo Saber vivir ‘despacito’: elogio de la lentitud desde la filosofía de Txetxu Ausín.

Antes he usado el adjetivo “inconscientes” por que quiero entender que no actúan premeditadamente, que es por desconocimiento, incultura… Aunque me temo que detrás de estas formas está el concepto de propiedad, al fin y al cabo si pagas para proteger, no te pueden impedir su uso. Bien, lo acepto (con muchas reticencias), pero hablamos del uso, no del abuso.

Creo que fue Tucídides el que dijo: “La ignorancia es atrevida y el conocimiento, reservado.”

Para los que no se sientan reflejados, como si no lo hubieran leído.

#relatosdecocina