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Transporte público¿De verdad?
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8 de octubre de 2019 0 Por Juan Aguilar
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¿Saben el significado de servicio público?

Recientemente he ido a Madrid, a realizar unas gestiones, y siguiendo mis principios, y la comodidad, lo he hecho en transporte público.

Hacía tiempo que no lo usaba, no sé cuanto, pero el suficiente como para ver la degradación del mismo. Lo primero que me ha resultado chocante es, tras un rato corto de espera, la llegada al mismo tiempo de algunos autobuses de varias procedencias y con alguna variación en el recorrido a Madrid. Se han juntado a la misma vez en la parada, saltándose uno de ellos la misma. No sé si era el distinto u otro, lo que me parece ilógico es que converjan 3 autobuses en la misma parada con el mismo destino.

Tengo entendido que dos empresas distintas operan estas líneas de transporte público ¿Tan difícil es coordinar los horarios y los tiempos del trayecto? Ya recientemente me habían llegado quejas sobre la impuntualidad, pero no me imaginaba que fuera así. Los del Consorcio Regional de Transportes no deben estar al tanto, quiero pensar.

A la vuelta me he encontrado en una situación peor. Llego al muelle, o como se llame, de embarque y un autocar está cargando personas, justo cuando he abierto la puerta para acceder al exterior el conductor me ha mirado y a escasos 2 metros ha cerrado la puerta y se ha ido. “Sin complejos”, como se dice ahora. ¡Ole el transporte público! Más tarde ha venido otro y se ha parado, sin más, y automáticamente ha desaparecido del panel de avisos, para ser sustituido por el siguiente, más tarde. Que ha llegado coincidiendo con otro más. En un margen de 20 minutos se han sucedido varios fenómenos: cierre de puertas en las narices, desaparición de una frecuencia y acumulación de autobuses. Si no estuviera hablando de algo tan prosaico podría ser tema para una novela de intriga.

Como el primero que llegó seguía aparcado hemos tenido que ir por el exterior hasta la siguiente puerta de embarque orientados por un encargado, o eso parecía, hacia el que iba a salir primero. Pero llegados a la puerta el conductor se baja y se va con un “Todo vuestro”. Ante la perplejidad de los futuros pasajeros, muchos mayores, miramos hacia el susodicho encargado, este nos mira como diciendo qué pasa, y alguien, con menos paciencia o “complejos” le dice que no hay chófer. Sorprendido busca al sustituto, que casualmente debía estar en el baño o comiendo, o durmiendo, por lo menos venía metiéndose la camisa por dentro, cinco minutos después.

Una media bronca entre este último y su supuesto supervisor, termina con un “Y que quieres, es lo que hay”. Así, como si nada.

No he abierto la boca, ya habían otros que se expresaban groseramente, hace tiempo que procuro evitar las situaciones desagradables, y tampoco tenía prisa. Pero todo esto me ha hecho reflexionar sobre una serie de puntos:

– ¿El concepto de puntualidad, formalidad, respeto y profesionalidad se está perdiendo?

– ¿Es más barato la licencia de transporte de ganado y compatible con la de pasajeros?

– Aunque trabajen para una empresa privada, con la que es público que tienen algunos conflictos, y digo público por que pagamos los usuarios sus desavenencias, que no voy a juzgar, pero si las consecuencias ¿Tienen conocimiento que el servicio es público?

– Y por último, y tal vez lo más controvertido ¿Debe una empresa privada desempeñar un servicio público?

Podéis opinar, “todo vuestro”, qué queréis, es lo que hay”. ¡Ah! Y “Y sin complejos”

#relatosdecocina