
Siguiendo las normas… de momento0 (0)
Construyendo un relato
Tal vez mi momento más crítico, a la hora de escribir, es ver esa hoja en blanco dispuesta a no dejarse manchar. No hablo del síndrome famoso, sino de cómo plasmar la idea que me ronda en la cabeza. Procuro seguir las técnicas básicas para desarrollar una narración, pero algunas veces dan ganas de subvertirlas.
Cuando te decides a escribir, aparte de lo que quieres contar, está el cómo contarlo. En esta ocasión quiero hablar de las secuencias a tener en cuenta cuando te pones a ello. Es todo un trabajo dosificar la narración en cada una de sus partes, cumplir con sus normas, saltarte alguna, pretender ser original, evitar que te encasillen, y provocar que el lector lo interiorice. Esto último es como lo de ganar al póquer.
Ya desde tiempos de Aristóteles, en su Poética, se establecieron tres actos en la construcción de un relato, y todavía siguen. El planteamiento (principio), aquí te la juegas, el lector decide si le resulta atractivo el relato, y con ello seguir o no; el nudo (medio), el meollo, si te enrollas mucho, eres un rollo, si poco, te falta chicha; y el desenlace (fin), esta parte es como el último desayuno en un hotel, influirá, decisivamente, en la impresión que se lleven.
Además de esta estructura, que algunos la subdividen, pero no dejan de ser 3, hay que seguir este orden. Evidentemente, donde hay normas surgen insurrectos (lo digo con cariño y envidia) dispuestos a romperla.
No voy a ser el defensor de una estructura establecida, pero, de momento, a mi me sirve. Ya llegará el día en que me apetezca, y, sobre todo, pueda, trasgredirla (sí, sí, sin “n”, que también está admitida)
Por suerte, esto no es un relato, por lo que me saltaré el desenlace.
“…Ahora bien, un todo es aquello que posee principio, medio y fin. Un principio es aquello que necesariamente no adviene después de algo más, si bien algo más existe o acontece después de esto. El fin, por el contrario, es lo que naturalmente se deduce de algo más, (30) ya como una consecuencia necesaria o usual, y no es seguido por nada más. Una trama bien construida, por consiguiente, no puede ora empezar o terminar en el punto que se desee; el comienzo y el fin en esto deben ser de las formas justamente descritas…”
Aristóteles – Poetica