Redención5 (2)

Redención
5 (2)

11 de abril de 2023 0 Por Juan Aguilar
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Le culpaban de sus males, de no haber hecho lo suficiente, de haber provocado lo que sufrían, él solo buscaba redención. Ahora procuraban olvidarlo, como la lluvia a ellos. Alrededor de los niños el polvo lo pintaba todo con brochas de viento, ni llorar podían, por evitar derramar el agua.

Él había luchado, pero nadie lo recordaba. No podía aguantar el destierro emocional, daba vueltas buscando el afecto. Paseando su soledad por los huertos. Viendo como aprovechaban el escaso riego, le surgió una idea.

En una pequeña loma cavó escalones y al final un gran agujero, que se afanó en compactar. Empezó a llamar la atención, entre risas y comentarios, se fue rodeando de curiosos. Él seguía con su proyecto sin inmutarse.

Tardó varios días en su pelea con la pequeña colina. Terminada la obra buscó recipientes para usar como macetas, la mayoría los consiguió rotos, no le importó, los fue recuperando con paciencia. A estas alturas ya era el principal tema de conversación de la comunidad, a falta de otras nuevas.

Dispuso los recipientes en los peldaños tallados. Volvió a rebuscar en los distintos montones de escombros fuera del pueblo, esta vez tubos, trozos largos de persianas metálicas y una rueda de bicicleta, con los que construyó un molino. La gente le seguía con auténtica curiosidad.

Volvió a su obra, llenó de tierra las macetas y las conectó, unas con otras, un agujero en la parte de abajo de salida con la del escalón inferior. Luego lanzó un tubo desde el hoyo hasta arriba de la loma, conectada al molino.

Se armó de valor, tenía que pedir lo más valioso de la comunidad, agua. El rechazo que había sufrido no se había agotado. Rogó, pidió que confiaran en él pero eso lo tenía vedado.

Pidió la opinión del consejo, estaban obligados a escucharle. Les explicó su proyecto de aprovechamiento. La mayoría no estaba de acuerdo, eran muy jóvenes para verlo.

Dejó la reunión algo abatido pero su necesidad de redención era más grande. Con restos de tubos colgó canalones bajo los techos de algunos edificios cercanos a su construcción y los encauzó hacia el hueco. Se sentó a esperar la lluvia. No tardaron en olvidarse del viejo y su despropósito. El siguió esperando mientras gastaba el tiempo tratando recordarse.

Por fin un día volvieron las aguas, el pueblo salió a celebrarlo. La ansiedad se fue diluyendo según veía llegar el agua por el tubo, primero un hilo, luego un buen chorro. Se fueron acercando para ver el invento. Pidió semillas y se las dieron.

Con el tiempo ampliaron la idea a otras colinas, convergiendo el agua en una gran charca ambientada por ranas y niños.

Hoy pasea contento con sus recuerdos en el alivio del perdón. Le paran con frecuencia para felicitarle, él no le da importancia, tan solo agradece que le hablen.

#Escaparate