Otra Llamada4.3 (3)
Una vez más otra llamada. No contesto, aunque quisiera, que no, no puedo contestar. Me molesta que después de toda una vida, o por lo menos desde ya hace mucho, escribiendo, tan solo se acuerden de mí cuando la varita del acierto y el azar de la opinión de un gurú de la modernidad, me haya tocado.
Años de un reducido reconocimiento ahora desbordado por un galardón y unas amables críticas, algunas con petulante espíritu hagiográfico, de gente que no tuvo el interés de conocerme en mis momentos más inspirados.
De repente todos conocen de mí y mi pasar. Añaden, engrosan, o directamente inventan biografías que no tienen que ver con lo que fui, ni lo que hice. Todos quieren encontrarme para escucharme y no tengo que decir, o para entrevistarme con el afán de lucirse. El teléfono no para de sonar, pero yo ya no estoy para ello.
Tan solo quiero una retirada tranquila, sosegada, sin lucimientos. Dejarme llevar por el distante petardeo del escape carbonizado de la máquina del vecino, cortando flemáticamente el césped a unas briznas por hora. Oír el descarado y deliciosos alboroto de los pájaros reclamando compañía, espacio o comida. El susurro de las hojas desplegadas, desafiando las rachas de viento, aferrándose esforzadas a la vida.
Ha pasado tanto desde que comencé, tanto error, tanto hechizo, tanto espejito… El tiempo nos roba la vida mientras nos tiene entretenidos con chucherías, y cuando te empachas, ya es tarde. Sigue sonando el teléfono, ¿no se cansan?
Tantas palabras confundidas, emociones removidas. Ideas que escapaban de las letras que como rejas trataban de atraparlas y encarcelarlas, para al final atacarme. Unas veces sucumbí, otras las doblegué. Pero allí no había casi nadie y ahora se ha llenado de esforzados colaboradores del triunfo. Llegáis tarde.
¡Ese maldito teléfono! No paran de preguntar por mi, dejadme en paz, ¿no os dais cuenta que ya no estoy?
