
Nube gris4.8 (8)
Una inabarcable nube gris desplaza sin misericordia a las indecisas y blanquecinas nubes que ocultaban el cielo, tiñendo la atmósfera de irrealidad. Tras una tensa espera, y propiciadas por una bajada de temperatura, se abren esparciendo por la atmósfera miríadas de pequeñas estrellas blancas.
Entre todas un pequeño copo desciende entre millones de hermanos, con diferentes y caprichosas formas, pero hermanos. Impresionado y atribulado ante tamaño despliegue, trata de imaginar cuál será su función, dónde y cómo acabará su descenso, cuánto tardará en llegar al final, porque llegar sabe que sí llegará.
Ha salido uno de los últimos y hacia bajo solo puede ver una extensión blanca desplazándose en una lenta caída. Arriba tan solo queda la nube gris agotada del alumbramiento de tantos hijos.
Se imagina un trayecto largo, con tiempo para programar su futuro. Fantasea con un escenario blanco, abultado, esponjado. Disfrutando de los suyos, revuelto entre ellos, gozando de un tiempo sin fin, el paraíso de los copos de nieve.
No ha pasado mucho tiempo y empieza a observar comportamientos extraños, que no tienen que ver con su visión idílica de una hermandad. Un copo va tragándose a otros para hacerse más grande y bajar más rápido, atropellando groseramente a otros. Otros que se aparean y se funden en agua por el frotamiento. Más allá unos más grandes que van golpeando a otros más pequeños, por mera diversión. Trata de apartarse de esos conflictos, pero en ocasiones el viento le empuja a ellos.
Su ilusión inicial se va descomponiendo generándole una gran tristeza, tan solo desea que este viaje termine de una vez, y empezar un nuevo camino en soledad, o con aquellos bienintencionados, en un invierno infinito. Mira hacia abajo con ansiedad y observa que el blanco anterior ahora está jaspeado de marrón, que no tarda en crecer, no entiende que pasa.
Repentinamente todo es pardo y cae en un charco de lodo entre escombros de un mundo que fue, donde se van fundiendo según acaban su viaje, disipando su pretendida inmortalidad. Solo tiene un instante para atisbar aquella nube gris de la que salió y que ahora se va disipando.