
Madrugada5 (5)
Madrugada. La negrura de la noche, tan solo diluida en borrones grises por una cercana farola, rellena el marco de la ventana. Doy vueltas en la cama, tratando de dormir, y siempre termino con los ojos abiertos intentando descifrar algo en el techo para conjurar el aburrimiento, y, sobre todo, averiguar porque no puedo seguir durmiendo.
De vez en cuando, cada vez con más frecuencia, me desvelo cuando tengo que levantarme pronto, y paso horas deseando volver al abandono del subconsciente, con sus fantasías, y por qué no, sus pesadillas, aunque estás ya no dan miedo.
Cuento las horas que he dormido, e inconforme, busco los minutos para convencerme que he descansado lo suficiente. Con el tiempo calculado, comienza la deliberación sobre qué es “lo suficiente”. Tras llegar al convencimiento, por desgracia sin caer agotado, que el tema es una lucubración sin sentido, por lo menos a estas horas, vuelvo a otear el techo en busca, sin mucha ilusión, de algo que me absorba hasta agostar el pensamiento.
En un alarde de esperanza marco una segunda alarma, por si acaso, y doy unas cuantas vueltas más. Mientras el tiempo parece que se ha olvidado de avanzar, y se oculta entre los pliegues de la desesperación y las sombras de la madrugada.
Una idea se va abriendo paso entre las angustiadas neuronas, <<¿y si pongo algo de música?, me pregunto con una seguridad creciente>> Evidentemente a estas horas la tendré que escuchar a través de auriculares, no es cuestión de compartir mi desvelo con los vecinos. Me equipo con uno de esos pequeños que se adaptan a la oreja, ni siquiera me fijo si coinciden con cada una, la verdad es que nunca he entendido lo de las posiciones, con su “L” y su “R”, debe ser que mi oído no es tan fino. La música penetra en mi mente, relajando sinopsis, el cuerpo se aligera.
Una canción ya conocida se va realizando en mi mente, algo en el interior me indica que significa algo. Voy volviendo al mundo. Siento humedad en la mano mientras recuerdo como pude llegar a dormir de nuevo. Por un momento he creído que el auricular se estaba disolviendo, pero no, soy yo babeando, es hora de levantarse, más tarde volveré con los cálculos del tiempo dormido.