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Relatos de cocina
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5 de octubre de 2018 0 Por Juan Aguilar
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Mi primer libro

Este es mi primer libro, con lo que conlleva. Tiempo, esfuerzo y dudas, muchas dudas. Pero al final ha vencido la osadía y aquí está.

Relatos de cocina es una colección de textos que tienen como fondo el cocinar. En ellos reflejo lo que se me puede ocurrir cuando estoy cocinando o me cuentan una receta.

Muchas veces me dejo ir por mi imaginación, no me importa desprenderme, momentáneamente, de la realidad. Siempre vuelvo a ella, por si alguien se ha llegado a preocupar.

Como se puede comprobar, disfruto cocinando, no siempre acierto, pero no se me da mal. Me gusta improvisar, algunas veces por necesidad, otras por curiosidad. No soy un purista, como digo en la presentación de relatos de cocina: “concibo el cocinar como un ejercicio creativo, en el que la única limitación es el saber y la osadía” y es una declaración de principios, no solo para la cocina.

Y también me gusta imaginar en qué estaría pensando el primero que elaboró el plato, historias sobre los ingredientes, la magia de algunas reacciones de la cocina, como las emulsiones, pura alquimia.

Son 12 relatos, y cada uno va acompañado de la receta en la que me he inspirado. Muchas son conocidas, nada que decir, no pretendo ser original. Sin embargo en algunas he experimentado alguna variación, apropiándome del éxito de la elaboración.

Aunque no pretendo que sea un recetario, sugiero experimentar alguna de ellas. Tengo la certeza que ayudarán a elevar la admiración por el que se atreva.

Aparte de los relatos incluyo una oda, que acompaño en esta publicación, hacia el tubérculo que más fascinación me crea, la patata o papa. Tengo cierta confusión a la hora de mencionarla, he vivido tiempo en Canarias y en Sudamérica, por lo que utilizo indistintamente el término.

Animo a leer relatos de cocina y recuerdo que es mi primer libro, espero que lo tengas en cuenta.

Oda a la papa

A ti, fruto hendido en la tierra, que naciste oculta a la tórrida mirada de Inti y, mimada por Pacha Mama, cruzaste un océano para alegrar nuestros jardines.

Viajera y próxima, humilde y omnipresente, de tamaños y formas caprichosas.

Tubérculo alimento de naciones, salvación de los pobres, de mil ropajes y volubles interiores.

Seccionada en rodaja, panadera, soufflé, española, puente nuevo, chip o tan solo quebrada.

Guisada en puré, buñuelo o croqueta, a la crema, rellena, lionesa, risolada o simplemente brava.

Servida sola o acompañando, alegras la mesa de pudientes y humildes.

A ti, ¡gracias por existir!