La luz5 (7)
De repente se apagó la luz justo cuando entraba en el salón. Un tropiezo a ciegas, con alguno de esos muebles que nunca están en su sitio, le apartó el libro de su mano. Nervioso y a tientas desplazaba las manos por el suelo buscándolo ansiosamente.
Encontró un bulto rectangular y lo palpó buscando las hojas, y aliviado las pasó haciéndolas cantar, allí estaban. Lo agarraba con fuerza para que no volviera a escapar mientras se incorporaba. Por un momento volvió la electricidad, pero no fue más que un destello, que le provocó desorientación e inseguridad en sus pasos. Caminando a tientas en la oscuridad, apretando con decisión la obra contra su pecho, se topó con el sillón. Prudentemente lo rodeó y se sentó, aguardando con ansiedad la vuelta de la luz.
Era un relato de viajes, de esos en los que el protagonista es una mezcla de héroe y temerario. Se había quedado en un momento emocionante, narraba el encuentro con una tribu perdida, allá en el Amazonas. Dejó de leer en ese punto la noche anterior para disfrutar la continuación sin interrupciones provocadas por la somnolencia. Con el sueño se atrevió a imaginar desenlaces del encuentro con aquellos salvajes, y más hazañas del personaje del relato, que le dejaron cansada la mente.
Desde la mañana estuvo deseando que llegara el fin del día para proseguir con la emocionante lectura, y ahora estaba sentado esperando poder retomarlo. Se sentía frustrado, pero la ilusión por la recompensa le ayudó a tener paciencia.
Tras un intervalo interminable, la luz se hizo de nuevo. Con alegría abrió el libro por la página en la que lo había interrumpido, el marcador seguía ahí, pero ante su sorpresa estaba en blanco. Atónito ojeó otras páginas y lo mismo. Sin comprender miró al suelo y allí estaban todas las letras, revueltas, sin sentido.
