Instante5 (5)

Instante
5 (5)

7 de febrero de 2023 0 Por Juan Aguilar
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Por un instante la ciudad se vacía de ruidos, su decorado ensombrece amortiguando sus aristas. Es tan solo un momento inadvertido en que las calles se liberan de gentes para adoptar un momento de calma, en el que se puede escuchar el sonido de las ramas, de los escasos árboles, agitadas por un viento gélido. Una calma que tan solo es el preludio de un nuevo y cíclico momento de excitada actividad.

De nuevo se llenan las calles de gentes y sus prisas que parecen haber estado escondidos por un segundo, expectantes a una orden para retomar sus apuradas necesidades, contrastando con otros que tan solo están de paso, y deambulan despistados por las mismas aceras, sin amedrentarse por el frío y el viento.

Es el instante en que los edificios, antes eufóricos, desafiantes, se perfilan absurdos contra un horizonte artificial, lleno de incandescencias de colores sin uniformidad.

Tras horas de actividad desordenada y estridente, irreverente con los que pretenden descansar, vuelve ese instante, sin observadores.

Ráfagas de viento juegan con los restos de una orgía de consumo sin orden. Cubos de basura esperan, inalterados, su condena sin recurso. Y ese tris en que se puede sentir crujir la ciudad, breves lamentos de un gigante cansado y aturdido, que trata de acomodarse para sufrir un insomnio que no parece tener cura. En que todo es irreal, que inclina a pensar sobre lo que sobra y lo que escasea.

Y de nuevo se esfuma envuelto en el pitido del recogedor de tanto desperdicio, que anuncia los temblores subterráneos, que no cesaran en horas, y llenarán las calles escupiendo gentíos por sus bocas.

Pronto el tráfico y las carreras se adueñaran del escenario, ocultando los sutiles sonidos lastimosos de la ciudad, ocultando los efímeros instantes en que se pueden oír sus quejas.

#Escaparate