
¿De nada?4.8 (5)
¿De nada? Aquel tipo tan solo me dio las gracias, después de todo lo que hice. Y a mí solo se me ocurre decir de nada. Tuve que tirar de una infinidad de contactos, mover muchas piezas. No soy consciente de los favores que he dejado a deber. Y ese tan solo me da las gracias. ¡Seré idiota!
Todo empezó con ella, que zalamera se puso, y como caí. Tan bien es verdad que caímos los dos. Por un desliz me comprometí a ayudar a su amigo para que entrara en el Club. A mí me costó años, y este desgraciado va a entrar en un par de meses, y todo por un polvo. Por otra parte no estuvo mal… ¡Qué no! Que he caído de la manera más tonta.
Pero esto no se queda así, si cree que con un simple “gracias” me ha pagado el favor, está muy equivocado. En qué estaría pensando, con el qué está claro.
Y voy al gerente y encima me felicita por presentar a alguien tan agradable, y que encaja en la filosofía del Club. ¿Y ella? Ni me contesta al teléfono, ha sido un complot para conseguir lo que quería, hasta puede ser que ni siquiera sean amigos.
Además se ha apropiado de mi plaza de aparcamiento cerca de la entrada. Y de mi silla en el bar, ya sé que no es mía, pero es donde siempre me siento, un lugar estratégico para poder observar las maniobras de los demás, y donde todos tienen que saludarme cuando entran.
Me estoy calentando, y este me las va a pagar, le voy a dejar un recuerdo para toda la vida. ¿Gracias?, ¡Sí! Te las voy a dar a ti. Ya verás que gracia te va hacer dejar el coche en mi sitio.
– ¿¡Pero quién ha estampado un huevo en el parabrisas!?
Toma, para que aprendas.