Conmoción4.8 (6)

Conmoción
4.8 (6)

28 de junio de 2022 0 Por Juan Aguilar
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Arrastra la maleta por la calle sin destino, el ruido de las ruedas se enreda en su pensamiento todavía en estado de conmoción. En su cabeza dura la excitación de la ruptura ¡Se acabó! Trata de convencerse, pero un temblor recurrente evidencia la falta de convicción.

Trata de disipar su confusión. La luna enciende la humedad de la calle, él sigue el rastro del vapor sin ser consciente de dónde pueda terminar, ni siquiera de querer llegar.

Para intentando distinguir una dirección, un rumbo que le ayude a sobreponerse de la turbación que le sacude, y que acarrea con la molesta maleta. Una puerta rotulada con esperanza le invita a descansar tanta agitación. Se deja llevar por la luz, que como canto de sirena le atrae en ese momento de debilidad. Entra y pide algo al camarero para calmarse y pensar. Le sugiere un brandy como entendido en las penas. Mientras lo paladea él siente que se va recomponiendo, pero sabe que es solo una ilusión, está roto por dentro y tardará en restaurar la brecha del corazón.

Según apura la copa cierta claridad se abre entre la niebla, y en un momento de lucidez se persuade de haber tomado la decisión correcta. No podía seguir así se afirma, sin tener claro que era ese “así”. Con un nuevo trago detiene un atisbo de melancolía por lo perdido, que como la resaca de una ola rompiendo en los recuerdos trata de arrastrarle hacia la nostalgia de una vida que trata de apartar. El calor del licor le reconforta espantando el frío del vacío en el que ha caído.

Apura la bebida y se gira hacia la barra en busca de otro momento de salvación, no hay nadie que le ayude a salir de su conmoción. Sale del local, dejando la maleta en su interior, es tiempo de seguir, es tiempo de empezar.

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