A ciegas4.8 (6)

A ciegas
4.8 (6)

23 de mayo de 2023 0 Por Juan Aguilar
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Salió del portal y se quedó a ciegas. En la calle se oyó un lamento coral, mezcla de miedo y sorpresa. No se distinguía ninguna luz, a pesar de la luna en su fase nueva, extrañamente no se mostraban las estrellas. Ni siquiera las luces de los coches funcionaban, provocando el que la oscuridad fuera interrumpida por el ruido de algún que otro vehículo golpeándose. Nada de lo que funcionara con electricidad tenía vida.

Durante unos breves instantes el silencio lo invadió todo. Pronto fue roto por algunos gritos llamándose con desesperación, para terminar en un clamor indistinguible, motivados por el pánico y la confusión.

Palpando el aire buscó la pared del edificio y se apoyó, tratando de mimetizarse con la fachada. No sabía que hacer, estaba bloqueado por el desconcierto. Buscó la puerta del edificio, por donde unos minutos antes había salido con la seguridad de la iluminación. La encontró y pudo abrir la puerta. Se introdujo, pero sin cerrar. Estaba a ciegas pero notaba los otros sentidos superdesarrollados. Fuera no paraban de oírse gritos y lamentos. Cualquier sonido extraño lo alertaba, notando como se le erizaban los pelos de la nuca, fruto del constante disparo de adrenalina.

Al cabo de un rato lograba distinguir pasos, alguna carrera corta, una pelea, o incluso un tropiezo, entre insultos, lamentos de dolor y desesperación.

No tardaron algunos espabilados en utilizar mecheros de piedra, pero era tal la cantidad de gente que se les agolpaba, y la atracción de delincuentes que se aprovechaban del tumulto y el miedo que terminaron renunciando a su brillante idea.

Superado por la situación buscó temblando un rincón bajo la escalera, tanteando la pared y la memoria, y se refugió tapándose los oídos en un intento de aislarse de la terrible situación. Agotado por el cúmulo de emociones se quedó dormido. Cuando despertó ya era de día, y la luz del portal se encendió al moverse.

Se asomó con cautela a la calle, prevenido para encontrar una ciudad devastada, sin embargo no era así. La gente paseaba por las aceras, el tráfico fluía con normalidad. No podía ser, lo sucedido la noche anterior no fue un sueño, estaba convencido. Pero la evidencia podía más que su convicción. Caminó luchando con su mente, era imposible, daba tumbos, la gente le miraba extrañada y eso le trastocaba más. Sin darse cuenta pateó un objeto, le resultó curioso el color. Se acercó y era un mechero, lo cogió y pudo ver una huella marcada en sangre. Elevó la vista y se encontró con la mirada amenazadora de los demás.

#Escaparate