Su momento

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Ahí está ella, en su momento, disfrutando de la atención de un público que parece entregado a sus gestos, sus palabras, escuchando con atención. Cautivados por su desparpajo, su seguridad, sus movimientos, incluido ese toque aparentemente casual del pelo, acompañado de una seductora sonrisa, siguen su relato asintiendo.

Convencidos de algo que ya traían asumido, y que queda muy bien demostrar su acuerdo, porque en el fondo sentimos esa necesidad de demostrar que pensamos igual, o por lo menos parecido. Y conseguir así la aprobación del resto. No me fío de aquellos que proclaman que no les importa lo que piense el resto, porque, en mayor o menor medida, nos afecta a todos. De hecho en esto no siempre me fío de mí, que en ocasiones… Bueno, lo importante es saber vivir con las contradicciones de cada uno, aunque suene a torpe excusa.

Pero volviendo a la protagonista, sigue con sus ingeniosas intervenciones, apoyadas en una desenvoltura, que como he expresado antes no me termina de convencer. Y esto que podría sonar a crítica, es tan solo el haber compartido intimidades llenas de dudas y de necesidades. Lo que no resta para estar convencido de su fortaleza, de su tenacidad para salir adelante y proteger lo que más quiere, y, porqué no decirlo, de su extraño e innato atractivo.

Sigo mirándola y no puedo dejar de pensar en esas entrañables ocasiones de debilidad, donde las lágrimas bañaban su desesperación. Y ahí está ella, dominando la situación. A veces tengo dudas sobre si ensaya en privado, o es que realmente es así. No lo sé. Lo que tengo claro es que parece convincente.

No es que me preocupe demasiado, yo seguiré admirándola y al mismo tiempo ofreciendo mi hombro y mis, en ocasiones, desatinados consejos.

Probablemente este público mañana ya no recordará quien es, pero ella ha vivido su momento, y yo lo he disfrutado.

#Escaparate