
Una broma (II)5 (4)
Durante las primeras semanas el vecindario parecía divertirse con una broma que parecía inocente, y la provocada apariencia de contrariedad que expresaba el forastero, no podía ser que aquellas gentes avinagradas que le habían dirigido distantes y hoscas miradas últimamente, repentinamente estuvieran tan receptivos a su refinada guasa.
Él, que podía ir de sobrado pero que no era tonto, empezó a sospechar que algo había cambiado en aquel barrio sin prisas. Entraba en los ruidosos bares, típicos de lugares con poco que decir, y todos le sonreían a su potente “buenos días” con el que acostumbraba a acompañar su entrada.
Decidió seguirles la corriente, e incluso forzar un poco más su audacia. Fue más allá de lo razonablemente permitido, incluso alguna aprovechó la situación para darle la vuelta al hartazgo marital y se animó a probar fuera de casa, que terminó comentando con alguna que otra amiga. Como siempre la confidencialidad muere cuando la necesidad de contar algo supera la prudencia. Tras la primera se animaron algunas más. Mientras el vecindario aguantaba el embate del foráneo, riendo falsamente las gracias, sin percatarse de la marea de fondo que se gestaba, aunque empezaba a recorrer una sospecha de que algo no iba bien.
Mi postura de “no intervención” me facilitaba una visión más objetiva, y lo que estaba comprobando era la mala espina que me había dado aquella conspiración. Como he comentado antes, la indiscreción es difícil de evitar.
Pronto las sospechas de que no funcionaba el ardid empezaron a disiparse. Cuando se conoció el caso de la mujer del panadero removió los cimientos del barrio, y todos miraron acusadoramente a la familia. Hasta que empezaron a aflorar otros casos motivados por repartir culpas. Entonces la indignación alcanzó el paroxismo.
Y aquí me encuentro, ayudado por un grupo de policías, intentando evitar que rematen al magullado cuerpo en que ha quedado el forastero, tratando de razonar con una multitud vengativa, y exacerbada por la sonrisa que parece no perder. Y todo por una broma.
Forastero, ganatelos primero, los que van de sobraos …
No se puede ir dando lecciones, se pueden volver en contra