
Respeto4.9 (10)
Solo habla él demandando respeto. Respeto a un supuesto orden establecido, a poder expresar aquello en lo que cree, a vivir según sus convicciones, el resto escucha incómodo.
Podría ser una petición sensata si no fuera que lo proclama a costa de insultar a quien no coincide, maltratar a quien ha anulado emocionalmente, pisotear sin miramientos, y denunciando veladamente a otros para conseguir sus pobres propósitos.
Ganas no faltan de dejar en evidencia a semejantes individuos, pero la educación, que en ocasiones puede ser mutilante, me impide hacerlo, tan solo por no violentar al resto de participantes de estas supuestas conversaciones. Que tan solo derivan en monólogos de quienes se aprovechan de asistentes aplacados, en los que hoy me incluyo, donde nadie replica por esa maldita educación, su mensaje imperativo.
A veces no solo apetece dejar en evidencia al individuo, sino ir más allá y estamparle físicamente el desacuerdo, pero de nuevo esa mal entendida educación, y ese equivocado saber estar, lo impide, y prefiero dejar la conversación. Eso sí demostrando mi malestar. Aunque estoy convencido que no lo entenderá. Cuando alguien tan solo se escucha, queda sordo al resto del mundo.
¿Es un acto de cobardía no plantarle cara? Podría pensarse, ¿pero realmente es necesario sumergirse en una situación desagradable? No, ¿verdad?
Pues sí, estoy convencido de que hay que desenmascarar a los farsantes, a aquellos del juicio fácil y frágil, a los del grito innecesario, a los del insulto vacuo, a los come y escupe bulos, a los que solo leen titulares, a los que tapan su incultura e ignorancia con esputos de odio. A los que se incomodan con la crítica, a los frustrados por un rechazo sensato, o simplemente por haberlos enfrentado al espejo de su odio.
Pero entonces surge una duda… ¿Puede un maltratador, mentiroso, egocéntrico e insolidario reclamar respeto? Pues creo que sí. Aunque por mi parte no se lo voy a dar.