Engordado4.9 (8)
Sí, me veo en el espejo y lo que la báscula alertaba, he engordado. No es que me importe mucho lo que piensen otros de mí, más bien nada, desde que superé lo de la “tripita” me da absolutamente igual, sigo el refrán “ande yo caliente y ríase la gente”, aunque no he entendido bien lo de caliente, si es por la ropa o es por ir con algunas copas… debe ser lo de la ropa.
Sin embargo con los amigos, sobre todo los más allegados, sí que me preocupa, no por una cuestión de caer bien, amor propio o vanidad, es tan solo por la amistad, por interés en la otra persona, por no hacer daño, por estar ahí, vamos pareciera que es por cariño. Pues no, es sobre todo para evitar esos comentarios, acompañados de unos golpecitos en la barriga, que no tienen ni puta gracia.
Además de tener que asumir que los años no pasan, que se quedan uno sobre otro, encima tengo que aguantar esas “bromas” que se dicen cada vez que cumples años. Ese “Otro añito” cargado de sorna, o el “¿Cuándo te jubilas? Guiñandote el ojo, por no decir del gracejo a la hora de ser catalogado como “abuelo”, “anciano” u otros calificativos parecidos. O esos ocurrentes “regalitos”, un bastón, un babero, etc. Pues cabrones, saber que la alternativa es una mierda, y que ya os quiero ver llegar.
Tal vez debiera recordarles algunos defectillos para que se corten… A Paco se le están juntando tanto los ojos que dentro de poco va a parecer un cíclope, y a Puri que ya se puede uno columpiar en sus orejas, por no decir de la papada de Gabi, que parece una segunda barbilla, y el pelo en retirada de…, eso mejor no lo toco que se me vuelve en contra.
A mi me gustan las cervezas, el vino y comer bien, y eso se acumula en el lugar equivocado, sí, en la puta barriguita. Muchas risas, pero que sepáis que cuando salimos a la montaña, os oigo resoplar. Y no podéis ver el tamaño de mi sonrisa porque voy siempre delante. ¡Flojos!
Pues sí, he engordado, ¿y qué?
