Una broma (I)4.6 (5)

Una broma (I)
4.6 (5)

03/05/2024 0 Por Juan Aguilar
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    El desastre empezó con una broma, que sin duda merecía, pero no de tan de mal gusto. Desde que llegó a aquel barrio tranquilo, donde hasta los coches iban despacio, se hizo notar. Buena presencia y ademanes seguros, parecía que estaba por encima de todos, pero no como uno de esos estirados, sino como alguien experimentado, mundano y de vuelta de todo. Al principio le reían las bromas, un forastero, que siempre lo será en ambientes cerrados aunque pasen años, genera curiosidad. Pero pronto vieron que se permitía confianzas que nadie le había dado, y aunque los vecinos no eran gente de conflictos, más lo contrario, se empezaron a cansar de su actitud.

    Paseaba por el mercado olisqueando los puestos, por la calle haciendo que iba a entrar en una tienda para luego desdecirse en el último momento, creando falsas expectativas, silbando si alguien en una terraza se acercaba el vaso de cerveza o vino a la boca, en definitiva tomando el pelo a unos y a otros, flirteando con las mujeres, aun delante de sus maridos, a los que no hacía ninguna gracia. Ya se sabe que casi nadie es celoso hasta que le tocan lo suyo.

    Durante los aperitivos de domingo, en los que se reúnen los vecinos que se han visto durante la semana, pero que ante una barra de bar o una terraza parece que se han encontrado tras mucho tiempo, comentaban indignados la desagradable conducta del nuevo vecino. Hasta que en uno de esos aperitivos, u otro día, no recuerdo, alguien propuso gastarle una broma que escarmentara al individuo.

   Todos estaban de acuerdo pero no sabían que hacer, no era gente demasiado imaginativa, acostumbrada a las mismas situaciones semana a semana. Sin embargo al ferretero, hombre acostumbrado a las novedades, se le ocurrió reirle exageradamente las bromas, y convencer a las mujeres para que le entraran al trapo, fingidamente por supuesto . Seguro que se le cortaba la “gracia”, todos brindaron la ocurrencia.

   Fueron varios aperitivos los que pasaron explicando la broma que querían gastarle, hasta que pudieron convencer a vecinos y vecinas, y a quienes no estaban dispuestos a entrar en el juego, por infantil e inmaduro, les sacaron el compromiso de no decir nada, entre ellos yo mismo, me parecía que aquello no podía tener buen fin. Pero ya se sabe que en estos barrios, como en los pueblos pequeños, el que se sale de lo común queda señalado.

#Escaparate